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Intro

Hace un mes el testimonio de mi historia durante casi tres años se fue. Miles de cosas pasaron por mi mente: una conspiración de la vida, una señal del universo, un revés de la suerte. En realidad, el archivo se borró...así nada más sin mayor explicación. Y después de lamentarme, simplemente decidí seguir adelante. Decidí no voltear hacia atrás.

Esos dos años y medio de mi vida no existen más. Son ahora un limbo. En aquél diario guardé nombres, fechas, ocasiones, situaciones, amor, desamor, desenfrenos, excesos, gritos de ayuda y hasta alegrías.

Ahora forzaré a mi mente a recordar lo más posible. Yo sé qué sucedió, qué me dolió, qué me hizo feliz y quién o quiénes marcaron mi vida en su paso por ella.

Y lo primero que pienso es en lo mucho que todo ha cambiado. En 10 años que llevo de haber aceptado que sí soy diferente, hay un abismo inmenso entre quien era en ese momento y quien soy ahora. Sin que necesariamente afirme que el de antes era mejor o peor. Hoy se que han habido muchas versiones de mí durante todos estos años.

Ya no tengo tanto miedo como antes, tampoco estoy tan enojado. Poco a poco y no necesariamente por las buenas, he ido madurando y me he dado cuenta de que no tiene caso cargar con tanto lastre, que es mejor no vivir queriéndolo saber todo. Que la vida está llena de sorpresas y que los tropezones solo la hacen más interesante.

No importa si te caes, si te rompen la boca, si te hacen el corazón pedazos, si te roban el alma. Lo que importa es siempre recordar que todo eso es lo que hace una vida, es un testimonio latente de que hay energía y fuerza moviéndose en cada uno de nosotros.

Cuando empecé el diario tenía muy poco de haber terminado con la que hasta ahora ha sido la relación más significativa de mi vida. Una historia de seis años que tuvo sus altibajos, pero de la que no me arrepiento por nada del mundo. Tuve la suerte de tener a mi lado a alguien maravilloso que me enseñó el mundo y que además me tuvo toda la paciencia existente para tolerar mi irremediable complejidad.

Poco después se cruzó en mi camino quien me hizo sentir la peor frustración en mi vida. Una historia que duró poco más de dos años y que vino y se fue más de dos veces. A esa persona no le deseo nada. Ni bueno ni malo. Simplemente vivo con la duda de lo que pudo haber sido. Me dañó, sí, pero también me hizo conocerme en muchos aspectos, me enseñó que las palabras son solo eso y que lo que valen son las acciones. Aprendí que la distancia siempre es relativa y que las ganas mueven montañas. De él sólo me queda un recuerdo de alguien brillante atrapado en sus propios tormentos y tribulaciones. Lo enterré sin querer hacerlo, lo puse bajo tierra en vida y hoy acepto que me enamoré de un fantasma que solo vive de mentir y dañar a los demás para sentirse mejor con él mismo. Conforme pasa el tiempo reconozco que solo fue un capricho.

También estuvo quien compartiera mi vida por 3 meses. Alguien que me quiso a su manera y que quería que yo lo quisiera a su manera. No lo entendía y hace poco lo entendí, pues ahora fui yo fui quién pidió y exigió atención, quien demandó que las cosas fueran a mi modo y solo así, quien provocó que esa historia solo durara un mes.

Hace dos años no tenía los amigos que tengo ahora y agradezco a la vida por conocerlos. Me siento afortunado de tener una familia de hermanos que cada día me hacen reconocer que nunca estaré solo y que siempre estarán a mi lado siendo los pilares que me sostienen.

Tengo 30 años ya. Una nueva década comenzó apenas hace unos meses. Las metas, los sueños, los miedos y las alegrías ahora serán más evidentes. Los logros serán bien recompensados y los fracasos se pagarán caro. La conciencia de la responsabilidad con la que ahora debo de actuar también ha llegado. Se perfectamente que tener esta edad tiene muchas ventajas, pero también se que la vida cobra mucho más caro los errores.

Todavía no conozco a quien mueva mi mundo y lo ponga de cabeza. El que con una mirada me desarme y me enseñe a creer otra vez demostrándome que el amor sí existe y que he vivido negándome a aceptarlo.

No soy perfecto, ni lo seré. Lo que sí estoy seguro es que estoy en una travesía para descubrir quién soy esperando poderlo saber antes de llegar al final de la misma. Estoy en el camino. Mi camino. Y lo recorro dejando que cada rayo me haga sentir vivo. El pasado se ha ido. La nostalgia de todo lo que tuve es lo único que me une a él, pero no me ancla. Camino despacio descubriendo que a cada paso que doy el paisaje se vuelve más hermoso, mas retador y más lleno de vida y esperanza.

Este soy yo…bienvenido a mi aventura…