SEGUNDA TEMPORADA: Transiciones

Mi último post fue en marzo de este año y este blog se fue al limbo. Sabía que en algún momento lo retomaría, pero también sabía que mi tristeza era demasiada como para tener ganas siquiera de pensar en escribir. Con su partida, Adrián me dejó un hueco hondo que no tiene principio y fin. Literalmente arrancaron una parte de mí. Es como vivir sin un órgano vital. Aprendí mucho en este tiempo. A pesar de todo se sobrevive.

Perderlo es el principal motivo por el que concluyo que este año no ha sido fácil, pero haciendo un balance poco después de haber comenzado con la segunda parte del mismo, mi saldo en 8 meses es este: Una perdida dolorosísima, más descalabros amorosos que en otros años y por si fuera poco, la crisis profesional.

Hace apenas muy poco tiempo descubrí que en realidad yo era el artífice de toda esa oscuridad; el que había decidido abandonarlo todo y es que para mí hasta ahora fue sumamente sencillo simplemente dejar pasar la vida con una venda en los ojos.

Sin embargo, no todo son experiencias amargas. También han habido grandes lecciones. Decidí no seguir viviendo a oscuras y buscar soluciones. Todo aquí es acerca de soluciones; los problemas siempre encuentran un modo de llegar, pero la grandeza de alguien se muestra en la manera en la que los sortea y los soluciona.

Decidí ser Gulliver. Ver mis problemas del tamaño de Lilliput. Enfocarme en lo que realmente necesito y no en lo que no puedo tener. Decidí que este año sería un año de transiciones hacia el siguiente. Eso quiere decir que desde ahora estoy declarando que 2011 será un año más claro y sólido que este.

Y por todo lo anterior es que regreso a este diario. Quiero seguir documentando mi vida y haciendo a todo aquél que me lea mi testigo. Seguir recopilando experiencias que con suerte algún día se convertirán en mi primer libro, ese que espero toque al menos la vida de una persona y la haga sentirse identificada conmigo. El legado de vida más maravilloso.

Transiciones. Este año es de transiciones hacia una mejor versión de mí mismo. Que se abra el telón.