Archives

El final de ti...

Voy a cometer un asesinato. Hoy te voy a matar simbólicamente. Dejarás de vivir en mi universo. Hagas lo que hagas no escaparás a la bala de olvido que voy a disparar hacia ti. Corre, porque después de que esta daga de indiferencia te alcance, no habrá nada más que puedas hacer por seguir vivo en mi mente.


Voy a cometer un exorcismo. Hoy vas a salir de mi vida para siempre. Te voy a sacar aunque no quieras de mis adentros. Después de años de haberte enterrado parece que tu alma no descansa y sigue por ahí penando, tratando de llamar mi atención, queriendo que yo reconozca tu existencia. Te tengo una noticia. No creo en los muertos.


Voy a programar una cirugía. Hoy me extirparé ese tumor que me nubla la vista y que invade mi mente. No volverás a alojarte en mi cuerpo más. Llevo años queriendo deshacerme de este tumor sin éxito. Primero no di importancia pues creí que era benigno, que no me dañaría, pero cuando comenzó a esparcir su cáncer dentro de mí fue demasiado tarde. Me has enfermado el alma con tu veneno silencioso y tu lenta destrucción.


Voy a hundir un barco. Hoy una ola inmensa causará tu naufragio en una isla desierta de la que nunca saldrás. Tu barco de mentiras no resistirá esa marejada. Tu soledad en esa isla te hará entender que la falsedad en la que vives es la que te envió a ese lugar. No es demasiado tarde, hay esperanza de un nuevo comienzo a lo lejos, donde a nadie le importe quién eres. En donde ojalá olvides todo tu dolor y seas feliz.

Voy a terminar la guerra. Hoy izo una bandera blanca en señal de rendición. Después de años de haber roto relaciones diplomáticas entre nuestras naciones y la consecuente guerra en la que tu ejército atacó mi territorio, decido solicitar una tregua silenciosa en la que simplemente bajaré mi guardia y esperaré a que te canses y decidas hacer lo mismo.


Voy a ser libre. Hoy decido volar y no volver jamás a darte importancia. Ninguna de tus calumnias, ni tus malas intenciones, ni el dolor que se que sientes por dentro y te motiva a quererme lastimar volverán a amenazar mi vuelo. Soy libre y hoy te libero a ti de mí. En mi existencia no hay lugar para ti. Ese lugar lo tienes en el pasado, en el olvido, en mis recuerdos.


Inevitablemente siempre llevaré conmigo las manchas, secuelas, cicatrices, partes averiadas y heridas de guerra. Cada acto tiene consecuencias y en este caso las acepto, pues se que merezco quitarme la carga que durante años has querido que arrastre. Esa carga la arrastrarás tú solo a partir de este momento.


Hoy es el final de ti...

A Nadie

Esta canción suena en mi cabeza una y otra vez… “Qué cosa es el amor, medio pariente del dolor, que a ti y a mí no nos tocó; que no ha sabido, ni ha querido, ni ha podido. Por eso, no estás conmigo. Porque no nos conocemos y tampoco nos queremos, porque nunca te he mirado, ni despiertas a mi lado...”

No te conozco ni creo que llegue a conocerte. No sé quién eres, ni cómo te llamas. No se qué haces y qué es lo que te apasiona. Probablemente nunca nos volvamos a cruzar como hoy. Lo más seguro es que tú ni siquiera te hayas percatado de mi existencia. Fue tan rápido…

Sin embargo, para mí bastó solo ese momento para recordarte por siempre. Un solo cruce de miradas y pude ver la vida a través de ti. Podría describir sin equivocarme cada línea de tu cara, podría repetir cada palabra que leí de tus labios mientras caminabas frente a mí. Podría reconocer el olor de tu piel sin dudar.

Una distracción de tu parte fue lo único que pudo juntarnos en medio de ese mundo de gente. La vida nos permitió coincidir solo por un segundo. Y aun si nos hubiéramos encontrado en otros términos, tú nunca serás de mí y yo nunca seré de ti.

Nunca podré tenerte a mi lado para tocarte y recorrer cada recoveco de tu cuerpo. Tampoco viviré a tu lado para descubrirme en ti o para simplemente caminar tomados de la mano. No podré saber cómo es la vida de acuerdo a tu visión de ella o para solo disfrutar las pequeñas cosas que hay en ella a tu lado. Y aun así me imagino y anhelo la perfección de lo que pudieron ser nuestras vidas unidas.

Seguiremos siendo dos extraños por siempre. Qué ironía. Qué crueldad.

Un día a la vez

Hasta hace muy poco creía que cuando salía con alguien, esa persona tenía que volverme loco, sacarme de mis cabales, hacerme sentir en las nubes, soñar con un cuento eterno con final feliz. Creía que el amor es cosa de entrañas y que si no sientes eso en el estómago no funcionará jamás. Yo le llamo a eso el “gut factor”. Aun no descarto completamente esta idea, pero tampoco me obsesiono con ella porque con el paso del tiempo he comprobado que no necesariamente quien te genera ese sentimiento es la mejor opción para empezar una relación.

Hoy se que las relaciones como las vemos en la televisión o el cine, con toda esa carga de amor desmedido, pasión desbordada y finales absurdamente felices, no existen. Tampoco existen los hombres perfectos que solo sonríen y tienen la vida ganada. Ahora prefiero pensar en que todos son seres humanos que cometen errores, sufren, lloran y van al baño. Y encima de todo, aun si fueran perfectos, la parte de poder conectar con alguien en un nivel más profundo es toda una odisea en nuestros días.

Lo más curioso de salir con alguien es que me doy cuenta de que no estoy tan listo como yo decía para establecer un compromiso a mediano/largo plazo. En realidad no creo que sea física cuántica, pero sí requiere sobre todo de disposición y apertura. Todos estos años en los que he ido de un extremo a otro, primero al tener una relación estable con alguien por 6 años y después por no haber conseguido tener una relación duradera de más de 3 meses con nadie, me han enseñado que las fórmulas no necesariamente existen o aplican a todos los casos.

Para mí hablar de fórmulas de entrada es complicado, pues no suelo regirme por convencionalismos. Sin embargo, soy más convencional de lo que me atrevo a aceptar. Como todos, también quiero estar con alguien y sentirme querido, apreciado y valorado. Incluso, confieso que en ocasiones suelo sucumbir ante las cursilerías y frases llenas de melcocha. Aun así, entiendo que las relaciones son mucho más que eso. Las relaciones son trabajo diario, una inversión de tiempo, esfuerzo, dinero y ganas, que después de haber estado solo por tanto tiempo, me cuesta trabajo entender.

Pero afortunadamente creo que estoy en el camino correcto. Intuyo que toda esa inversión tendrá frutos muy pronto. Me tranquiliza saber que estoy con alguien que no me va a llenar de frases románticas carentes de todo sentido, que me aprecia por ser quien soy y que ve en mí lo que mucha gente no ha visto. Es un tipo inteligente desde mi punto de vista, que por si fuera poco, tiene muy claro quién es y qué es lo que quiere.

Hacía mucho tiempo que no estaba con alguien con quien me sintiera cómodo. No tengo que pretender nada, ni esforzarme por llenar sus expectativas. Hasta ahora ha estado a mi lado sin pedir nada a cambio y a pesar de lo que ha vivido, aun cree. Todo entre él y yo está balanceado y aunque no precisamente sienta el “gut factor” con él, creo que a estas alturas es mejor que no lo sienta en su totalidad. Al final, las veces que lo he sentido, no he obtenido los mejores resultados.

En un momento pensé en que las cosas no estaban funcionando justamente por no sentir esto, pero conforme ha ido dándose todo, entiendo que es preferible que así sea, porque eso le da un punto de realidad a lo que vivo con él; al menos hasta ahora no me siento en un cuento rosa qe termina en un tormento gratuito y auto infringido.

Así que día con día las dudas se disipan y descubro más y más cosas en él que me llaman la atención y que me hacen querer seguir con él. Cada día recibo la cantidad justa de azúcar necesaria para saber que está interesado en mí. Y cada vez me convenzo más de que somos dos personas que ya sabemos qué es lo que queremos y lo que no de la persona que esté a nuestro lado.

Hoy estoy claro en que lo que nazca (si es que algo nace) entre él y yo se irá incrementando con el paso del tiempo pero por los medios adecuados. Poco a poco y paso a paso. Todo visto desde la perspectiva de vivirlo un día a la vez.

Daniel

Hace poco leí acerca de Daniel. Lo encontré por casualidad y en realidad no lo conocí. Pero lo que Daniel nunca sabrá es que me ha dado mucho en qué pensar. Daniel ha muerto. Al parecer una enfermedad sin cura le arrebató las ganas de vivir y se fue diluyendo poco a poco hasta que desapareció. Lo que leí acerca de Daniel fue justamente la crónica de su disolución y debo de confesar que nunca había leído algo tan crudo y tan lleno de desesperanza.

La enfermedad de Daniel llegó por sorpresa. Ni siquiera se imaginaba que la tenía. Un día asistió al hospital a donar sangre para su abuela enferma y al hacerle los exámenes los médicos notaron que algo sucedía, por lo que lo internaron y el diagnóstico fue fulminante. A Daniel le quedaban 6 meses de vida. No había nada que hacer, ni tratamiento que buscar. Daniel prefirió no decir nada a nadie mas que a su familia, pues no quería recibir muestras de lástima de nadie.

Daniel pensó en el suicidio, pues pensaba que únicamente sería acelerar lo que sucedería irremediablemente, pero después de mucho meditarlo llegó a la conclusión de que sería demasiado cobarde hacerlo y decidió vivir el tiempo que le quedaba.

Después de leer esa parte, pensé que Daniel intentaría sacar provecho de todo ese tiempo haciendo lo que más quisiera hacer, estar con la gente que lo rodeaba el mayor tiempo posible o incluso viajar. Pero seguí leyendo y descubrí todo lo contrario, pues Daniel se sumió en una depresión que lo llevó a alejarse de sus amigos, de su trabajo, de aquellas cosas que lo hacían feliz. Parecía no entender que todo eso es lo que da la energía para seguir adelante.

Poco a poco fue alejando a quienes lo buscaban. Pasaba los días lamentándose y cuestionándose por qué le sucedía eso a él. Todo el tiempo pensaba en qué fue lo que había salido mal y por qué la vida le jugaba esta mala broma si él siempre había sido una buena persona, de esas que no hacen daño a nadie, que siempre tienen palabras positivas para los demás. La tristeza no lo dejaba ver más allá de sus propias tribulaciones.

No entendía que el tiempo es perfecto y que cada organismo vivo tiene el propio, algunos tienen más que otros, pero al final todos dejaremos este mundo. Que incluso, si lo hubiera visto más filosóficamente, quizá hubiera entendido que todos tenemos una misión en el mundo y que lo dejamos una vez que la cumplimos, sea cual sea.

Daniel murió exactamente 6 meses después. Su última entrada es escalofriante. La dejó escrita y la subió poco antes de morir. En ella se puede leer toda la angustia que sentía en ese momento por irse, por dejar su vida inconclusa, por no haber hablado con nadie. Daniel sabía que causaría dolor en la gente que lo rodeaba y a quienes tomaría por sorpresa su muerte. Sabía que debía de haberlo dicho. Sabía que era lo menos que podía hacer y que era injusto no hacerlo, pero decidió quedarse en silencio y ahora tampoco entendía con qué fin lo había hecho en realidad.

Después de leer la historia de Daniel me quedé pensando en lo temporales que somos. En lo poco que tenemos y somos. En que de nada sirve vivir queriendo tenerlo todo si al morir no nos llevamos nada. Que lo único que tenemos es el calor de la gente que nos rodea y que eso no debemos de alejarlo de nuestra vida sean cuales sean las circunstancias.

Daniel es el ejemplo de que una decisión es personal, pero no siempre es la mejor. No puedo juzgarlo por haberla tomado, ni me imagino los motivos que tendría paran querer morir en completa soledad. Lo que sí sé es que sus últimos momentos hubieran sido más llevaderos si se hubiera rodeado de aquellos que lo querían. Y eso lo supe después de leer todos los comentarios que dejó la gente en su blog después de su última entrada, la de la despedida.

Decidí hablar de Daniel porque estos son tiempos difíciles en los que todos estamos expuestos a miles de cosas y lo mejor que podemos hacer es mantenernos juntos y comunicados; protegidos bajo el techo de aquellos que nos procuran y nos conocen; que no juzgarán nada de lo que hagamos; que nos darán los mejores momentos y las más sinceras sonrisas.

A Daniel le deseo el descanso eterno en otro lugar mejor que aquí. Y a quienes quedamos en este planeta, el deseo de que nunca pasen por lo que pasó Daniel. Y que si sucede, sepan que no están solos.

Él

Todas las noches me gusta quedarme dormido imaginando su abrazo que me arropa. A veces incluso fantaseo en cómo sería mi vida con él; ese que yo se que llegará a mi vida para hacerme creer de nuevo en lo que ya no creo. Arriesgándome a parecer desesperado o muy solo, hoy escribo sobre esta visión que en realidad es confortante y se erige más como un deseo que como una imperante necesidad. Un anhelo que se haga realidad con el tiempo apostado en la seguridad que no tuve en 3 años de realmente querer estar con alguien de manera estable.

Cada vez que me preguntan en qué es lo que yo espero en alguien para querer estar a su lado, me vienen a la mente miles de ideas y no resulta nada fácil enumerarlas. Sobre todo porque podría parecer que quiero y pido demasiado, pero tal y como yo lo veo, los años me han dado la posibilidad de discernir qué es lo que sí quiero y qué es lo que no quiero en esa persona. Hoy se que no es imposible y también se que no voy a ceder por menos. Nadie es perfecto y lo se. Es probable que él no tenga muchas de las cosas que me gustaría que tuviera, pero también se que sabré que es él cuando lo tenga frente a mí.

Por principio de cuentas espero que sea honesto, coherente y lo suficientemente transparente para darme cuenta de cuando es feliz, cuando está enojado o cuando necesita que lo abrace. Considero de suma importancia que tenga ideales en la vida, objetivos claros y metas a alcanzar siempre consciente del trabajo y esfuerzo que ello requiere.

Un hombre con pasión en todo lo que haga. Que se note la vida en él. Que le hierva la sangre cuando algo le parezca injusto. Que tenga convicciones sólidas y que todo aquello que lo vuelva loco, me vuelva loco a mí junto con él. Un hombre que día con día rete a mi intelecto y me aporte cosas nuevas. Seguridad en sí mismo para saber quién es y a quién tiene al lado.

Una mirada con la que cada vez que despierte a su lado y sea lo primero que vea, piense en lo afortunado que soy por tenerlo conmigo. El abrazo más protector y fuerte para saber que pase lo que pase todo va a estar bien no importando qué tan negro esté el cielo.

Carácter para nunca decirme que sí o no a todo; para ponerme en mi lugar cuando no tenga la razón; para que las reconciliaciones sepan mejor al verlo y saber que mi lugar es a su lado sin importar qué tan ríspida haya sido la discusión.

Un camino juntos, uno al lado del otro, en donde cada éxito personal sea un éxito de los dos. Que sepa que amar a alguien también puede ser liberador y no necesite buscar nada en otro lado. Sexualmente desinhibido y abierto a experimentar siempre con el fin de nunca caer en rutinas que terminen por separarnos. Capaz de fundirme con solo pasar sus dedos lentamente por mi espalda.

Paciente para entender que soy extremadamente voluble y que tengo días buenos, malos y fatales. Que suelo pasarme de realista y caigo en lo pesimista. Que vea cada parte de mi, toda la luz, toda la oscuridad. Que ame hasta eso de lo que yo me avergüenzo. Un marinero que navegue valeroso por la tormenta que suelo ser.

Un cómplice con quien ver el atardecer sentados frente al mar diciendo absolutamente nada y más bien sintiendo esa conexión tan profunda que aun en silencio haga que nos entendamos con solo vernos a los ojos.

Un compañero de vida con quien comprobar que todo aquello que está tan devaluado y que nos han hecho hasta pensar que no existe, es real y comprobable. Alguien hecho para mí como yo estaré hecho para él.

Alguien que aunque lejos, sepa que todo puede suceder porque estamos bajo el mismo cielo…

Puertas se cierran, ventanas se abren (y se vuelven a cerrar)

En fechas recientes he estado pensando en lo efímeras que son las relaciones en estos tiempos. Cuando apenas comienzas a conocer a alguien, ya está yéndose y está llegando alguien nuevo. Y es francamente desgastante. So pena de parecer desesperado, la cantidad de gente con la que he salido en este año, rebasa ya a todas aquellas con quienes lo hice el año pasado. Y respecto de este incremento, tengo una teoría (o tal vez dos).

La primera es que el impacto que han tenido las comunicaciones en nuestras vidas ha generado que la inmediatez con que todo sucede también cobre factura en cuanto a relaciones de pareja se refiere. Todo tiene que ser rápido o nos aburrimos. Este mismo fenómeno nos da la posibilidad de ser más “disponibles” en todo momento; podemos interactuar con prácticamente todo el mundo por medio de un perfil, un sitio o una aplicación. Y si no funciona, basta con hacer click para pasar al siguiente que llegará en 3…2…1…¡ya está!

Por otro lado, la imperiosa necesidad que se nos ha creado de que todo sea personalizado nos ha condenado a querer customizar incluso a la gente a nuestro alrededor y ¿qué obtenemos? Sueños guajiros sobre lo que esa persona debería de ser o tener. Nadie es perfecto y parece que no lo entendemos y si bien dice el dicho que “siempre hay un roto para un descosido”, nosotros mismos nos alejamos de la idea poco a poco con tantas exigencias.

Al final, busquemos lo que busquemos, todos (y ahí se puedo asegurar que todos), lo único que queremos es el reconocimiento del otro. Como sea, pero queremos sentirnos importantes para alguien, saber que tenemos un lugar en su mundo. Incluso que podemos trascender a su lado.

Todo en realidad apunta a que en este mundo postmoderno estamos más solos que nunca a pesar de todos los artilugios creados con el fin de impulsar y facilitar la comunicación. Sí, solos. Hablamos todo el día por el celular, pero no escuchamos. Chateamos todo el día, pero no reconocemos tonos o expresiones. Y lo más grave es que hemos perdido la capacidad de sorprendernos ante las cosas más simples en la vida.

Por ahora, todo lo queremos digerido y listo para usarse. No sabemos tener paciencia y no entendemos cómo es que antes la gente podía vivir así. Enviar un e-mail nos toma menos de un segundo. En cambio, una carta podía demorar meses. Y de ahí concluyo que es por eso que las relaciones antes duraban más, pues tomaban más tiempo.

Viéndolo de ese modo, desearía no haber vivido en esta era. Sí, la apertura es mucho mayor, pero hay cosas fundamentales que se han olvidado también. No satanizo de ninguna manera el que el mundo gire y evolucione, yo soy el primero en aplaudirlo y aprovecharlo, pero a veces quisiera que cosas como las relaciones de pareja no hubieran cambiado, que todos fuéramos más pacientes y más conscientes de que una relación a largo plazo no se construye en un mes; que un “te amo” no se dice en 2 semanas; que la vida tiene sus tiempos y sus procesos y hay que vivirlos así.

Estamos en tiempos en los que una puerta se cierra, pero también se abre una ventana. Y las puertas se siguen cerrando aunque las ventanas se sigan abriendo. Es tanto el abrir y cerrar que ya no sabemos por dónde entró el chiflón, si por la puerta o por la ventana y de todos modos terminamos resfriados y tumbados en cama.

Desde hace un tiempo estoy resfriado y tumbado en cama. La última vez que abrí la puerta y la pude cerrar por dentro, el gusto me duró un mes. Se diluyó como un suspiro. Y desde entonces, el chiflón ha estado entrando y saliendo dejándome cada vez más débil.

Necesito un tónico para el resfriado. Necesito dejar de abrir puertas para luego cerrarlas y tener que correr ahora a abrir la ventana que también termino por cerrar. Necesito ayuda para cerrar la ventana, mientras yo cierro la puerta y los dos nos podamos quedar dentro sin resfriados en un abrazo que haga que el chiflón ni siquiera quiera tocar la puerta.

Jocosidades de la cacería en línea

Hace poco me inscribí a un sitio de "networking" muy socorrrido en estos tiempos y a menos de un mes de haberlo hecho he encontrado las cosas más ridículas, absurdas, divertidas y ciertas acerca del funcionamiento y dinámica del mismo.

Lo más triste del caso es ver y darse cuenta de lo vacíos que podemos llegar a ser y de lo bajo que podemos llegar a caer.

Lo impresionante de todo es que lo único que buscamos es ser amados.

Así sea el que solo busca sexo o los que buscan escapes a sus relaciones de pareja fracturadas o los que de plano sí creen que van a encontrar al príncipe azul. Todos buscamos lo mismo. Importarle a alguien. Ser tomados en cuenta por otro.


El punto es que creo que buscamos eso en el sitio equivocado y con la gente equivocada. Es más, no se trata de buscar, sino de dejar que la vida nos sorprenda con su llegada sorpresiva y del modo menos imaginado.


Después de mi trabajo de observación (yo debería de ser antropólogo, insisto), estas son las conclusiones:


1. Todos son un dios efebo que en realidad tenemos suerte de poder contactar por ese medio, pero no esperes una respuesta por educación porque parece que los dioses no conocen esa palabra.

2. Siempre habrá alguien con el ego más grande que el anterior, así que si por un momento crees que ya viste demasiado de eso, te equivocas.

3. Hay quien se etiqueta en tal o cuál categoría no por preferencia, sino por no tener otro remedio, ¿verdad “ositos”? Esa palabra automáticamente te condena a solo aspirar a gordos sudorosos y mal olientes que toda la vida han sido molestados por obesos, pero eso sí, están muy orgullosos de pertenecer a ese grupo.

4. Cuando la gente se describa así misma como honesta, real y “sin rollos mentales”, huye pues son todo lo contrario.

5. El concepto de “GB” (gente bien) es sumamente ambiguo y subjetivo y es usado por la gente más acomplejada del mundo.

6. La mayor incongruencia es buscar solo amigos acompañado de una foto de los genitales.

7. Huye de quienes se describen a sí mismos en 5 largos párrafos, no ven más allá de sus narices.

8. Hay gente que no se quiere ni tantito o que tiene un sentido de la estética muy surrealista

9. Decir que eres “gordito con onda”, es aceptar que estas gordo y eres feo, pero eso sí, te vistes a la última moda y eres divertido… touché.

10. Hay gente muy sola…y es triste tomando en cuenta que en realidad sí hay “un roto para un descocido”. El punto es encontrarlo. Y hay quienes buscan y buscan y nada más no encuentran. Tienen 60 años y siguen en el rock and roll…sad.

11. A los niños de 18-20 años les faltan años de experiencia como para poder entender de lo que se trata la vida. De repente ponen unas cosas espeluznantes como descripciones como “quiero un wey que sepa lo que quiere de la vida, porque yo lo sé” o “soy un chico oscuro y me gusta escuchar a Radiohead cuando me siento así”…híjole…

12. Buscar pareja estable en un sitio web en donde la mayoría busca sexo, es igual que pensar en que algún día lo van a encontrar.

13. La gente le huye a los demás cuando muestran un poco de profundidad catalogándolos de intensos o psicóticos…hay que limitarse a contestar cuánto te mide.

14. La mala ortografía es una constante…es triste ver que el lenguaje se distorsiona o simplemente no hay conciencia de cómo se escriben las palabras.

15. Entre más sucio y aberrado mejor, eso sí, sin “rollos mentales”…aplauso.

16. Hay gente que cree que es poeta y Arjona no es poesía.

17. No entiendo el concepto de “morboso”, según lo que creo, lo usan para definirse como “kinky”, esto es, fetiches como los pies, las axilas, el cuero, la orina y demás aberraciones…cada quién su mente.

18. Hay gente muy poco tolerante que pide y pide y pide y pide y no nada, nada, nada, nada.

19. El proceso de cada persona para llegar al plano espiritual es loable y válido, pero pregonarlo como si eso te hiciera mejor persona que los demás, en realidad te hace ver como todo lo contrario.

20. La gente cree que porque viaja es más educada o superior. Poner fotos de tus viajes en los lugares más cliché, los hace ver como gente sin otra cosa que mostrar en la vida.

21. No hay fórmulas. Cada quién busca lo que le acomoda y se acomoda con lo que encuentra. Y si no, pasas al siguiente que para eso hay millones de perfiles de dónde escoger.

Yo declaro...

Soy un país que se libera de su opresor, que se independiza con un manifesto y erige su nueva bandera:

Sobre las relaciones de pareja: No quiero esposo con una casa, perros y objetos comprados llenando cada espacio en un intento por pretender que todo es perfecto y ocultar la realidad tras cuatro paredes: un circo grotesco de dependencia, infidelidades y traición. Todo lo demás es negociable.

Sobre la dignidad y el respeto personal: No seré uno más en la lista de alguien. En algún momento todos lo somos, pero en este caso me refiero a caer en las redes y juegos de cualquier depredador de aquellos que entre más gente tienen en su lista, más crece su ego (a veces es mucho mayor que su miembro) y encima se promueven como todo lo contrario. Jamás aceptaré ser mantenido por nadie. Jamás aceptaré el sexo por compasión (de ida y vuelta).


Sobre el ego: No pienso ser de ningún modo esclavo de mi propio ego. No profesaré falsas verdades. Jamás cambiaré mi imagen para complacer a los demás y mucho menos para ser aceptado o para conseguir más sexo (aunque haya quienes digan que no es esa su razón para hacerlo, pues mienten).


Sobre la promiscuidad: No pienso llenar mi vida de sexo para buscar llenar mis vacíos. Tampoco me voy a convertir en un adicto al sexo ni en alguien que solo piense en sexo todo el día. No tendré sexo con personas y/o lugares que comprometan mi seguridad e integridad.

Sobre el alcohol y las sustancias prohibidas: Me abstendré de consumir alcohol o estupefacientes de manera regular, así como de relacionarme con quienes los consumen de manera cotidiana. Cuando decida consumirlos será por decisión propia y atendiendo a situaciones extraordinarias, si es que realmente lo deseo.


Sobre las malas lenguas: Evitaré convertirme en un depredador, mitómano, pre juicioso, pretencioso, mentiroso, hipócrita y doble moralino respecto a individuos o situaciones en las que yo mismo me pueda identificar criticando solo por encajar. Trataré de respetar aquellos puntos de vista diferentes a los míos pues no puedo esperar que todo el mundo piense como yo, pero defenderé los míos con vehemencia.


Sobre los estereotipos: No me catalogaré y me alejaré de todo estereotipo existente con el fin de evitar únicamente convivir con gente estereotipada y asustada de vivir fuera de los mismos por miedo al rechazo. No celebraré el Día del Orgullo cuando no creo en lo que ahora se celebra, pues después de ver año con año aquel carnaval que únicamente exalta la miseria de una minoría, no se de qué tanto hay que sentirse orgulloso.


Sobre el compromiso: Trataré de resolver mis problemas y miedos con el compromiso con el fin de buscar relaciones significativas y duraderas en lugar de fugaces y tormentosas.

Sobre la lealtad: En ningún momento pretenderé, engatusaré, engancharé y mucho menos enamoraré a nadie que haya tenido que ver con alguno de mis amigos. Haya sido platónico, sexo casual o pareja.


Sobre el cuidado de mi familia extendida: Cuidaré en todo momento de mis amigos y de mí mismo ante cualquier situación tratando de actuar con coherencia, honestidad y lealtad. Ante cualquier problema potencial prometo cabalmente ser un agente de comunicación que propicie el diálogo entre ambas partes con el fin de evitar malentendidos, peleas, disputas y chismes.


Sobre la construcción de relaciones positivas: No me autodestruiré ni me volveré un vehículo de destrucción para todos aquellos que me rodean. Buscaré relacionarme con gente sana que aporte a mi vida lo que pueda hacerle falta. Elegiré preferentemente gente instruida, culta, divertida, de buen corazón y productiva como parejas/ amistades.


Hoy esta es mi religión…

Intro

Hace un mes el testimonio de mi historia durante casi tres años se fue. Miles de cosas pasaron por mi mente: una conspiración de la vida, una señal del universo, un revés de la suerte. En realidad, el archivo se borró...así nada más sin mayor explicación. Y después de lamentarme, simplemente decidí seguir adelante. Decidí no voltear hacia atrás.

Esos dos años y medio de mi vida no existen más. Son ahora un limbo. En aquél diario guardé nombres, fechas, ocasiones, situaciones, amor, desamor, desenfrenos, excesos, gritos de ayuda y hasta alegrías.

Ahora forzaré a mi mente a recordar lo más posible. Yo sé qué sucedió, qué me dolió, qué me hizo feliz y quién o quiénes marcaron mi vida en su paso por ella.

Y lo primero que pienso es en lo mucho que todo ha cambiado. En 10 años que llevo de haber aceptado que sí soy diferente, hay un abismo inmenso entre quien era en ese momento y quien soy ahora. Sin que necesariamente afirme que el de antes era mejor o peor. Hoy se que han habido muchas versiones de mí durante todos estos años.

Ya no tengo tanto miedo como antes, tampoco estoy tan enojado. Poco a poco y no necesariamente por las buenas, he ido madurando y me he dado cuenta de que no tiene caso cargar con tanto lastre, que es mejor no vivir queriéndolo saber todo. Que la vida está llena de sorpresas y que los tropezones solo la hacen más interesante.

No importa si te caes, si te rompen la boca, si te hacen el corazón pedazos, si te roban el alma. Lo que importa es siempre recordar que todo eso es lo que hace una vida, es un testimonio latente de que hay energía y fuerza moviéndose en cada uno de nosotros.

Cuando empecé el diario tenía muy poco de haber terminado con la que hasta ahora ha sido la relación más significativa de mi vida. Una historia de seis años que tuvo sus altibajos, pero de la que no me arrepiento por nada del mundo. Tuve la suerte de tener a mi lado a alguien maravilloso que me enseñó el mundo y que además me tuvo toda la paciencia existente para tolerar mi irremediable complejidad.

Poco después se cruzó en mi camino quien me hizo sentir la peor frustración en mi vida. Una historia que duró poco más de dos años y que vino y se fue más de dos veces. A esa persona no le deseo nada. Ni bueno ni malo. Simplemente vivo con la duda de lo que pudo haber sido. Me dañó, sí, pero también me hizo conocerme en muchos aspectos, me enseñó que las palabras son solo eso y que lo que valen son las acciones. Aprendí que la distancia siempre es relativa y que las ganas mueven montañas. De él sólo me queda un recuerdo de alguien brillante atrapado en sus propios tormentos y tribulaciones. Lo enterré sin querer hacerlo, lo puse bajo tierra en vida y hoy acepto que me enamoré de un fantasma que solo vive de mentir y dañar a los demás para sentirse mejor con él mismo. Conforme pasa el tiempo reconozco que solo fue un capricho.

También estuvo quien compartiera mi vida por 3 meses. Alguien que me quiso a su manera y que quería que yo lo quisiera a su manera. No lo entendía y hace poco lo entendí, pues ahora fui yo fui quién pidió y exigió atención, quien demandó que las cosas fueran a mi modo y solo así, quien provocó que esa historia solo durara un mes.

Hace dos años no tenía los amigos que tengo ahora y agradezco a la vida por conocerlos. Me siento afortunado de tener una familia de hermanos que cada día me hacen reconocer que nunca estaré solo y que siempre estarán a mi lado siendo los pilares que me sostienen.

Tengo 30 años ya. Una nueva década comenzó apenas hace unos meses. Las metas, los sueños, los miedos y las alegrías ahora serán más evidentes. Los logros serán bien recompensados y los fracasos se pagarán caro. La conciencia de la responsabilidad con la que ahora debo de actuar también ha llegado. Se perfectamente que tener esta edad tiene muchas ventajas, pero también se que la vida cobra mucho más caro los errores.

Todavía no conozco a quien mueva mi mundo y lo ponga de cabeza. El que con una mirada me desarme y me enseñe a creer otra vez demostrándome que el amor sí existe y que he vivido negándome a aceptarlo.

No soy perfecto, ni lo seré. Lo que sí estoy seguro es que estoy en una travesía para descubrir quién soy esperando poderlo saber antes de llegar al final de la misma. Estoy en el camino. Mi camino. Y lo recorro dejando que cada rayo me haga sentir vivo. El pasado se ha ido. La nostalgia de todo lo que tuve es lo único que me une a él, pero no me ancla. Camino despacio descubriendo que a cada paso que doy el paisaje se vuelve más hermoso, mas retador y más lleno de vida y esperanza.

Este soy yo…bienvenido a mi aventura…